jueves, 21 de noviembre de 2013

La lucha desde adentro

Cuando un hombre es aún joven y se enfrenta a la situación de ser padre, existe la posibilidad de que abandone a su pareja porque no desea cargar con la responsabilidad de un hijo. Pero cuando ese embarazo es no deseado también por la madre ¿ella puede elegir? En el 40 % de los países del mundo–entre los que se incluye Argentina- la respuesta es simplemente no. Pero este no, no lo dicen las mujeres, sino que sale de la boca del hombre, ese mismo hombre que puede elegir abandonarla a ella y a su hijo.

En el mejor de los casos, un médico o un juez decidirán si esa mujer (que por distintos motivos no quiere continuar con su embarazo) puede, o no, someterse a un aborto. Sin ser este aborto, por supuesto, lo que la mujer pretende en realidad, ya que en su cabeza no tiene pensado tener que pasar por el grado de estigmatización que supone este proceso en la sociedad actual, que –con métodos más lavados que antes- sigue oprimiendo a la mujer por su condición de debilidad.

Mujeres organizadas

La lucha por que esto cambie se viene dando hace décadas por los movimientos de mujeres de todo el mundo, que se proponen día a día emprender la batalla contra el machismo y contra las instituciones patriarcales. Las mujeres han entendido que frente a un enemigo tan grande y tan arraigado en el pensamiento humano, la solución es poner el cuerpo cotidianamente y salir a la calle para que el mundo escuche su voz.


Esa voz femenina y feminista se encuentra avanzando cada vez más, pero como decíamos tiene un enemigo muy grande. Este enemigo no es el hombre, sino las instituciones y las lógicas que han posicionado al hombre en el lugar de privilegio que tiene hoy. Esas instituciones son, en primer lugar la familia, ya que las lógicas de esta lo han posicionado al hombre como el que tiene que tomar las decisiones. También la iglesia, una institución que como mínimo tampoco le da a la mujer el rol de ser quien toma las decisiones. Y por último, está el Estado, el cual también tiene rasgos patriarcales en sus espacios, ya sea en la salud, en lo jurídico-legal y también en la política.

Varón feminista

Por suerte para estas mujeres que se embarcaron en la incansable tarea de luchar por sus derechos, se ha sumado un actor que, de mínima, puede jugar en otro lugar de la cancha: El varón. ¿Por qué la lucha feminista excluye al hombre? Todo lo contrario, el hombre, como opresor y como generador de la falta de derechos para la mujer, debe concientizarse de su rol y, si no lo cree correcto, debe alistarse en las filas y salir a pelear porque esto cambio.

Este camino es el tomado hoy por organizaciones como “Meando fuera del tarro” y el "Colectivo de Varones Antipatriarcales", de la Ciudad de Buenos Aires y de La Plata respectivamente. Estos colectivos juegan un papel preponderante en esta lucha. Es cierto que son grupos reducidos actualmente, pero su repercusión es mayor -en una escala cualitativa- que el de los grupos de mujeres, ya que, por un lado son espacios novedosos, y por otro lado son quienes dan las discusiones para debatir el machismo y patriarcalismo desde adentro del género masculino.

Conciencia

La despenalización del aborto y su legalización subsiguiente no podrá lograrse nunca en una sociedad que mantenga esta identidad machista que la caracteriza, donde el hombre puede decidir y la mujer no. Y para erradicar estos rasgos, es necesario un compromiso de la sociedad entera, por lo menos toda la sociedad que vislumbre esta realidad con la misma perspectiva que la de quienes están a favor del aborto y los derechos feministas. La lucha por un mundo mejor y menos desigual está abierta a todos y todas, y  no se reserva el derecho de admisión.

Leandro Kicillof

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